¿Por dónde empezar?
- mariaquejonutricio
- 5 feb
- 2 Min. de lectura

Parece que esta pregunta tiene una respuesta sencilla, pero nada más lejos de la realidad. Cuando experimentas dolor abdominal después de cada comida, te sientes hinchada, inflamada y todo te sienta mal, la situación puede resultar desesperante.
Acudes al médico, te realizan las pruebas pertinentes y te sugieren eliminar de tu dieta la lactosa, el gluten, o incluso ambos. Sigues sus recomendaciones y, al principio, parece que mejoras, pero no de manera definitiva. Después de unas semanas, los síntomas regresan con la misma intensidad. ¿Y ahora qué?
Regresas al médico, le cuentas que, a pesar de haber seguido las indicaciones de eliminar ciertos alimentos, los problemas persisten. Te hacen más análisis (si es que los hacen) y te dicen que todo está bien, que tal vez el problema sea el estrés. Y tú, que manejas una vida llena de compromisos como los hijos, el trabajo, los estudios, la vida social, el deporte... lo aceptas y te esfuerzas por reducir el estrés. Pero los síntomas continúan, e incluso empeoran. La frustración crece, y ya no sabes qué hacer.

Decides buscar una segunda opinión. Este nuevo profesional parece escucharte con más atención, te manda realizar más pruebas y, finalmente, te diagnostican SIBO (Sobrecrecimiento Bacteriano en el Intestino Delgado). Te recetan antibióticos, pero sin la orientación de un nutricionista para acompañarte en ese proceso. Terminas el tratamiento y, aunque el médico asegura que el SIBO ha sido erradicado, te sigues sintiendo igual de mal.
Lejos de mejorar, los síntomas siguen presentes, y la sensación de no encontrar una solución crece. En una conversación, una amiga te cuenta que una compañera de trabajo está pasando por algo similar, pero está recibiendo ayuda en un centro especializado. Decides probar suerte, te sometes a más pruebas y, tras gastar una considerable suma de dinero, el resultado es el mismo. ¿Y ahora qué? ¿Cómo continuar?
Investigas sin cesar, te conviertes casi en una experta en salud, probando todo tipo de estrategias, pero aún te falta información crucial.
En ese momento, decides eliminar de tu dieta los alimentos que claramente te afectan, pero tu menú se reduce a tan solo unos pocos ingredientes. Investigas sin cesar, te conviertes casi en una experta en salud, probando todo tipo de estrategias, pero aún te falta información crucial. Te encuentras en un punto muerto, sin saber hacia dónde dirigirte.
En mi caso, esta situación se alargó durante mucho tiempo, hasta que finalmente encontré a la persona adecuada que realmente pudo ayudarme y con la que conecté de inmediato. Fue un cambio transformador.
Si has llegado hasta aquí, espero poder transmitirte la calma y seguridad que en su momento tanto necesité. Quiero ayudarte a que encuentres la solución que mereces, sin reducir tus problemas únicamente al estrés (aunque, claro, este también juega un papel importante). Mi objetivo es que puedas volver a disfrutar de la comida, de tu vida social, de las reuniones familiares, sin sentir que nadie te comprende.
Por fin alguien encontré a alguien que supo lo que me pasaba. Ahora soy otra!
Desde que estoy con María he descubre un nuevo mundo, puedo comer variado y rico sin encontrarme mal y no estar siempre comiendo lo mismo y aburrido.